lunes, 14 de febrero de 2011

(1) 14 +!


Y yo estoy aquí, no me quejo; todo va muy bien gracias a Dios, mi alrededor ha dado un giro, pero aún falta algo…

Esta noche, al llegar en el metro; para una encuesta improvisada me preguntaron: —¿crees que existe el amor? — Y que respondí… No puedo arriesgarme a afirmar la existencia de algo, que aunque crea en ello, aún no he sentido su sombra, no ha estado aquí, no me ha visitado… Aunque sí, he amado, pero incompletamente, eso no es amor.

A veces parezco gay, —con los falsos juicios que eso conlleva— pensando estupideces cursis, pareciendo la solterona de las peliculas esa a la que llaman Bridget Jones. Quizás le estoy dando mucho interés al tema, pensándolo demasiado, debería dejar que las cosas fluyan, ¿no? Pero es dificíl evitarlo, mi corazón se resiste, él sabe que no quiere estar solo.

¡Diablos! Quizás quien lea esto dirá: —¿y este desesperado quien es? — estar desesperado por amar no es un crimen, si sabes que lo que hay dentro de ti es inagotable, por eso ya no me importa.

Podría ser que es lo convieniente, quizás no es el momento, pues yo no he sentido aún por nadie el diez porciento de lo que siento ahora al escribir este suicidio mental desahogando mi mortificación. Puede ser que va a ser pronto, cuando lo pueda disfrutar plenamente quizá, pues pareciera que estoy muy ocupado ahora en otras cosas, no me importa, pues lo quiero ahora, no sé, si mañana escuchara más mi corazón y continue esperando.

Aún quedan, pero fueron muchas cosas las que han pasado que ya no volverán a ocurrir, tantas aventuras que he querido compartir que ya no volverán, tantas canciones que he querido bailar y dedicar, ¿a quién? Tantos poemas quemados y palabras escapadas por desuso; perdidas en mi timeline de Twitter, tantos sentimientos, tanto calor, cuanto derroche…

“Aún mantengo la esperanza de que esta tormenta pasará” como dice en su canción Romeo, aunque sea paradoja, pues me encanta la lluvia, la disfruto. Pero lo mejor de todo esto es que el amor crece, no se extingue; major aún, se aviva un fuego que quemará con ternura y placer a quien quiera ser su dueña. Ella está en camino, ha estado en mis sueños, y mis sueños se hacen realidad, soy experto en eso.

Seguiré esperando esa dulce puñalada que ha de venir, quizás me llamen loco, maniático, me tengan miedo, —I don’t care!— Eso lo dirán compañeros que no se atreven a amar de a‘ verdad o mujeres con miedo a ser bien amadas. Pero la que si de verdad lo comprende es esa quien está por llegar…