jueves, 12 de noviembre de 2009

Reflexión

Nosostros y nuestras modas; cuantas mañas, cuantas cosas y que vida tan complicada arrastramos. La Blackberry, la cajetilla, el humo, la laptop, ¡Que el Facebook! ̶ Acuérdate que el bonche del sábado es de amanecida en Caribean Sun. ¿Twitter? ̶ Sí, porque debo decir lo que hago en todo momento para que el mundo sepa que tengo una vida interesante. ¿Viste el ultimo trailer de Twilight en Youtube? ̶ No, me quede jugando Rockband hasta tarde con mi Xbox. ̶ Ayer compré el nuevo disco de El Lápiz en Itunes y me incomoda que mis viejos no me dejan oírlo en la casa.

̶ ¿Viste las ultimas carteras Gucci que salieron? A mí me gustan más las Dolce & Gabanna. ̶ Hay un pana mio que vende esas marcas baratisimas. ̶ ¿Queee? Y no serán de esas por ahí que se venden en la Duarte y no sirven pa' na, tan cafre que son. No se como hay gente que usa eso, se ve tan chopa la gente con esa vaina.

Y es asi, nuestra identidad se ha modificado, nos dejamos poseer por la música y tragar por la moda. La música nos cae como un alivio, un alivio que muchas veces contamina más que la basura de la ciudad en estos días. La moda en un sentido nos define y saca el yo interno para afuera, nos muestra tan ruidosos como podamos ser o tan estúpidos como seamos, y nos hace adictos e imitadores de los no mejores ejemplos.

El Internet nos conecta y nos esclaviza, también nos discapacita, nos hace más vagos y dependientes de la tecnología, nos quita el leer, más bien nos regala el Copy-Paste, nos hace perversos y con nuevos valores, nos hace confundir el termino sociedad y olvidarnos de los demás. Construimos nuestra isla, nuestra bandera, nuestro himno y de ella nosotros hacemos las leyes. No pensamos en los demás ignorando un mundo real que existe, que necesita nuestra ayuda y que aunque nos duela somos parte de él.

Somos los divos del movimiento, del dinamismo y la revolución cuando nos conviene, a veces mas tercos que nuestros abuelos y más ligeros que las manos de una masajista. Y eso nos encanta, aunque sea difícil llevar esa vida. Queremos ser peloteros para ser invictos por el pueblo si cometemos algo inocuo. Queremos ser divas de la televisión para ser muñecas de vitrina y que algún empresario rico del Narcotráfico S.A. nos compre, y nos regale una lujosa casa de muñecas, y un bello Mercedes rosado.

¿Qué nos pasa? No caminamos en nuestras calles pero si hacemos carreras en los Mercedes y BMW de papá y mamá. De verdad, yo como joven no entiendo a mis vecinos y no quisiera criticarlos porque aún reflexionando estos temas me pregunto: ¿Cómo lo hacen?, ¿Cómo lo logran?, ¿Cómo se mantienen? Porque sinceramente yo también quisiera hacerlo, ¡Siii! ¡Yo también!, porque ser el único que nada contra la corriente en un mar con gente que se deja llevar por las olas en este país no sirve de nada.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La cama vacía.

El viernes por la noche, husmeando y recordando momentos cuando solía escuchar el radio de mi abuela, encontré esta canción.

La escuché y lo unico que pude sentir es pena y sentimiento. No me contuve y lloré como si había perdido a alguien muy valioso para mi, que aún escribiendo esto seguian corriendo lagrimas en mis mejillas.

Y es que aunque lo que esta canción cuenta no me ha pasado completamente, pero lo llegué a sentir casi mente, hace tiempo. Y es tan triste ver como algo tan simple vale tanto. Y como esa sencillez cambió mi forma de ver la vida y de ver a la gente que me rodea, después de pararme de esa cama en aquella clínica.

En este link pueden escucharla: http://www.youtube.com/watch?v=aIphKiDmHsw

FELIPE RODRÍGUEZ

La Cama Vacía


En un tétrico hospital,
donde se hallaba internado,
casi agónico y rodeado,
de un silencio sepulcral,
con su ternura habitual,
la que siempre demostró,
quizás con esfuerzo o no,
desde su lecho sombrío,
un enfermo amigo mío,
esta carta me escribió.

"Querido amigo quisiera,
que al recibir la presente,
te halles bien y que la suerte,
te acompabe dondequiera,
por mi parte tal pudiera,
decirte que estoy mejor,
al contrario es mi dolor,
contrario en mi lecho abjecto,
yo soy un pobre esqueleto,
que a mí mismo me dá horror.

La carta es para decirte,
que si quereís algun día,
venir a hacerme compañía,
tú que tanto me quisiste,
estoy tan solo y tan triste,
que lloro sin contenerme,
ya nadie suele verme,
todos se muestran impíos,
de tantos amigos míos,
ninguno a venido a verme.

Hoy yo te doy la razón,
y veo en mi soledad,
que esta llamada amistad,
es tan solo una ilusión,
cuando unom esta en condición,
tiene amigos a granel,
pero si el destino cruel,
hacia el abismo nos tira,
vemos que todo es mentira,
y que no hay amigo fiel.

Bueno aquí yo me despido,
y al poner punto final,
recibe un abrazo leal,
del que siempre te ha querido,
a tu mamá que no olvido,
tambien mis recuerdos dale,
mucha devoción mostrarle,
y de caricias colmarla,
tú que la teneís cuidarla,
si supieras cuanto vale.

Llegó el domingo y ansioso,
por aquel amigo leal,
penetré en el hospital,
cabizbajo y pezaroso,
me dirijí silencioso,
al lugar donde sabía,
que su lecho encontraría,
mas ahi muy bien lo encontré,
y asombrado me quedé,
al ver la cama vacía.